La radiante luz del sol acariciaba cada parte de tu piel descubierta, tu rostro resplandecía bajo la vaporosa tela, por donde se filtraban finisimos rayos de luz multicolor. Entonces noté como la atmósfera era envuelta por una lumínica blancura que se tornaba casi celestial.
Estar a tu lado, abrazada a tí, pudiendo sentir la inmensa calidez de tu piel y la delicadeza con la que me acariciabas, era algo que me hacía extremecer . Notaba como la placidez del momento se mezclaba con la ternura y la quietud llenando insondablemente mi corazón.
Con calma contemplé tus ojos pardos, llenos de lucesitas centelleantes de diversos matices, que se enredaban juguetonas con el caprichoso viento, haciéndome partícipe de la sublime situación.
La horas pasaban breves,fugaces, mas yo queria que el tiempo se dilatase para poder saborear cada segundo a tu lado. En el sillón, viendo la tele y no viendo nada, me sentía plena solamente con tu compañía. Agarrar fuertemente tu mano y fusionarme con tu piel, sintiéndome parte de tí, así quería estar por siempre.
Tumbados los dos, dábamos rienda suelta a nuestro amor, no me importaba si era correcto o no, yo me empecinaba en mi paraíso escondido; un paraíso cuyos cielos eran del color de las llamas del infierno, pero un paraíso al fin de al cabo.
Nunca te podré agradecer toda la ayuda que me brindas, pero solamente tu compañía alimenta mis ganas de vivir y de curarme. No se si eres un ángel, pero sé que me has salvado del oscuro abismo donde me encontraba. Me has dado todo tu apoyo, protección y atención inundando mi vida de luz. Contigo sé que puedo ser fuerte porque crees en mi cada día. Eres lo mejor que me ha pasado, y siento que nací solamente para amarte.
GRACIAS
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